jueves, 8 de abril de 2010

La supersardina

Con sus ojos malolientes (sin párpados) me mira desde el interior de un pozo sin fondo. Es de noche, pero veo el resplandor diamantino que surge desde el fondo improbable y escapa al viento exterior erizando las briznas de arena. Se resiste tozuda a ascender (mis yemas no llegan a sus branquias) y lo dejamos por hoy.
Mañana, el pozo habrá desaparecido. Va mutando. Mañana, el pozo se autotaladrará revirtiéndose en su propio camino hacia el punto opuesto de donde está ahora. Se mueve poco a poco.
Ha desaparecido.
Mañana cogeré el primer avión hacia Australia, esperando a que se repita la misma hora en la que ahora me encuentro, viendo esta supersardina.